A punto ya para el final de nuestra legislatura, miramos con ilusión y satisfacción los cuatro años que están cercanos a cumplirse de trabajo por y para el pueblo de Torrelodones.
No podremos decir que han sido años fáciles, porque gobernar en minoría no es nada fácil. Tampoco diremos que han sido cómodos, porque cuando no siempre hay objetivos comunes, los intereses parecen dispersarse por el universo del “y tú más” obligándote a hacer malabares para gestionar presupuestos, egos y peleas partidistas que exceden de nuestras fronteras meramente locales.
Cuando Vecinos por Torrelodones decidió que ya estaba bien de abusos, de dejadez, de abandono, de oscurantismo, de mala gestión… no sabíamos la mitad de lo que sabemos hoy en día que han hecho nuestros políticos a un lado y a otro del espectro ideológico en nuestro país y lo que hicieron con impunidad en nuestro propio municipio. La madurez democrática es lo que tiene, que cada vez es más difícil ocultar la sinvergonzonería y pasar desapercibidos. La ciudadanía está cansada y harta de tanta corrupción.
Sin duda, hubiéramos vivido mucho más tranquilos si en vez de decidir llegar hasta el final en la lucha por las cosas bien hechas (o por lo menos en el intento de hacerlas bien) hubiéramos sucumbido a la tentadora decisión de “qué vamos a hacerle. Son todos iguales” y nos hubiéramos sentado a protestar por esto y aquello una vez, y otra, y otra, y otra…
Ponerse al frente de la convicción “otra forma de hacer política es posible” no ha sido fácil. Nuestra zona de confort ha sufrido hasta lo indecible, no únicamente en el terreno personal (sorprendidos incluso por la falta de formas, educación y modales de muchos llamados personas, y no sólo contra nosotros sino contra nuestras familias) sino también en el profesional, supeditando las necesidades del municipio a las de nuestra propia carrera, en donde la política no sólo no figuraba, es que ni se la esperaba.
Siempre creímos que si queríamos cambiar las cosas debíamos hacerlo poniéndonos manos a la obra. Por supuesto, podremos habernos equivocado ¡cómo no! pero en nuestra vocación ha estado presente hacer las cosas con los pies en la tierra, con el fin último del bien común, rompiendo los servilismos asentados por años de amenazas y miedos – y, por qué no, de comodidad social.
No vamos a inaugurar nada antes de las elecciones porque nosotros inauguramos cada día que este pueblo ha tenido una acera nueva, una mejora de un colegio, una agenda cultural de lujo, una senda por la que caminar, una pintada que borrar, una calle que mantener limpia, una charla con un vecino, un pleno de consenso, un camino escolar…
Estamos convencidos de que, con equivocaciones o no, Torrelodones es ahora un pueblo mucho mejor, un pueblo referencia, un pueblo amigo al que se acercan y preguntan: Pero ¿cómo lo habéis hecho? Y nosotros les contamos que aquí todo es transparente, que si los niños son felices, el pueblo es feliz; que lo que hay en el pueblo es de todos y no de unos pocos… Les contamos que nuestra vocación no son las intrigan palaciegas ni las luchas intestinas por poderes partidistas…. Que tenemos un trabajo que hacer, este es: gestionar un pueblo para que sea rentable, amable, sostenible y, lo que es más importante, humano, que para eso se nos ha contratado, como te contratan en una empresa para que cumplas unos objetivos.
Pero todavía nos quedan cosas por hacer, entre ellas sobrevivir a unas elecciones locales. Vecinos por Torrelodones ha renunciado a las subvenciones municipales porque entendemos que los partidos y demás organizaciones deben mantenerse por sí mismas. Por eso hemos recurrido a un proyecto de financiación colectiva, para conseguir los medios necesarios para imprimir nuestro programa electoral que estamos concluyendo con la aportación de muchos, muchos vecinos de nuestro municipio, que nos han hecho llegar sus opiniones sobre qué es lo que queda todavía por hacer.
Afrontamos el fin de esta legislatura seguros de haber intentado hacerlo lo mejor posible; de apostar por la mejora de las infraestructuras, de los espacios públicos, del entorno natural, de la cultura, del deporte, de la seguridad… Pero cuatro años dan de sí lo que dan de sí y todavía hay trabajo por delante.
En breve podremos enseñaros cuáles son nuestros compromisos (lo que vamos a cumplir, como hemos cumplido el 99% de las promesas que hicimos en 2011), nuestras iniciativas (lo que queremos hacer pero no podremos hacerlo solos y necesitaremos el apoyo de los otros grupos políticos) y nuestras propuestas (lo que intentaremos hacer pero depende de administraciones y organismos públicos)
¡Más madera! Tenemos un viento a favor y este es el de la experiencia, que bien que mal curte cuerpo y mente; y tenemos el de la ilusión, el del pensamiento positivo, el de paso a paso… un chute de adrenalina e hiperactividad que nos permitirá rematar la travesía y conseguir vivir en un pueblo único, bello, sano y cercano. Como sus ciudadanos.