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La infancia, nuestra apuesta por el futuro

La infancia, ese lugar de aprendizajes y vivencias, es una prioridad para nuestro partido. Hemos apostado por un tipo de municipio vivible y disfrutable por los niños. Y por ello somos una de las Ciudades Amigas de la Infancia de UNICEF.

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La infancia ha sido siempre un objetivo prioritario para Vecinos por Torrelodones y por ello hemos desarrollado un Plan de Infancia desde un punto de vista multidisciplinar. De hecho, formamos parte de las “Ciudades Amigas de la Infancia” y hemos sido distinguidos por UNICEF como uno de los municipios más implicados en el desarrollo de sus objetivos: una Ciudad Amiga de la Infancia es cualquier ciudad, pueblo, comunidad o sistema de gobierno local comprometido con el cumplimiento de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño.

La infancia es ese lugar en el tiempo donde residen multitud de aprendizajes y vivencias que nos quedarán marcadas para siempre y conformarán parte de nuestra personalidad. En cualquier caso, debemos evitar esa visión de la infancia exclusivamente como proyecto de futuro. En nuestra sociedad actual no dejamos a los niños ser niños. Parece que no tuvieran ningún valor en sí mismos; o son un proyecto de adulto o no son nada. Siempre les enseñamos cosas útiles para el día de mañana, pero ¿qué pasa con el día de hoy? ¿solo sirven como proyecto?

«Con cada niño que nace comienza de nuevo el mundo»… y nace también una nueva posibilidad para cambiarlo

Hay que dejar a niños y niñas ser lo que son y no dejar de escucharlos, no sea que todavía nos quede mucho que aprender de los que están aprendiendo. Solo los niños saben lo poco que saben los adultos sobre los niños, aunque lo olvidan justo a tiempo para no saberlo tampoco cuando se convierten en adultos. Por qué renunciar a esa experiencia tan tentadora de volver a descubrir el mundo a través de los ojos de los más pequeños y a mirar las cosas de otra forma, despojadas de prejuicios y de ideas preconcebidas. Más que aprender del mundo adulto, sería bueno desaprender buena parte de lo aprendido y aprovechar las enseñanzas del mundo infantil (“desaprender para aprender de nuevo”). Mientras nosotros, los mayores, percibimos la realidad oxidada por la experiencia y los años, los niños nos la ofrecen limpia, diáfana, exenta de contaminantes y fermentada por la imaginación.

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