Vecinos por Torrelodones

“Fundar bibliotecas equivale a construir graneros públicos, amasar reservas para el invierno del espíritu”. Memorias de Adriano

Caja de Cultura

Estamos inmersos en una sociedad donde predomina lo lúdico, el ocio poco reflexivo, el deseo pueril de entretenerse sin esfuerzo, por eso triunfa la pantalla frente al libro. El volumen ingente de información sin catalogar a la que tenemos acceso nos puede llevar paradójicamente a la desinformación, más aun tras las crisis del COVID donde se ha demostrado que el acceso abierto a la información no significa necesariamente acceso abierto a la información veraz. Prima la inmediatez sobre la calidad, la velocidad a la que nos llega no nos deja tiempo de contrastar la información, la misma velocidad con la que erosionamos el propio lenguaje, y esto significa erosionar nuestro propio pensamiento, nuestra agilidad mental, y ser más vulnerables, más fáciles de controlar. Por ello, es más esencial que nunca que los ciudadanos dispongan de competencias efectivas para evaluar la información.

Las redes sociales, internet y el estallido digital no pueden alterar las bases sobre las que se construye el conocimiento y el civismo en nuestra sociedad. La red debe entretejer la fibra cultural y el hilo de las relaciones humanas, enriqueciéndola y no debilitándola.

Tenemos la percepción de que perdemos algo en esta inmersión en el mundo digital. De ahí el deseo de buscar refugios que nos hagan sentir más humanos, y las bibliotecas y centros de cultura pueden ser uno de ellos, lugares donde nos protegemos de ese fantasma que nos puede alejar de todo lo humano. Internet nos puede dispersar, la biblioteca siempre nos sitúa… las redes nos pueden descentrar, los libros siempre nos invocan a la concentración.

El úlitmo informe de FESABID (Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística) en el que analizan datos estadísticos de las bibliotecas públicas en España, concluye que el papel de la administración local en las bibliotecas públicas ha ido creciendo a lo largo del periodo: si en 2010 la su financiación representaba un 71,7%, ha pasado a situarse en un 78,3% en 2016.

A pesar de que el apoyo a las bibliotecas debería responder, al igual que a la educación, a un pacto de estado, vemos que son los ayuntamientos los que invierten cada vez más en servicios bibliotecarios, en detrimento de las estatales y de las comunidades autónomas. Ésta es una prueba más del alto nivel de conciencia y reconocimiento de los municipios del valor social y cultural de la biblioteca.

Vecinos por Torrelodones, dentro de su apuesta por la cultura como inversión social, ha ido innovando según las nuevas necesidades de los usuarios e implementado nuevas herramientas de acceso a la información y servicios en linea, como la plataforma de préstamo de audiovisuales eFilm que nació en Torrelodones, o la incorporación a la red de Carné único para poder acceder a los fondos y servicios de la red de bibliotecas de la comunidad.

Pero aún queda mucho camino por recorrer. Uno de los proyectos de Vecinos por Torrelodones más ambiciosos y que acaba de ver la luz es la Caja de Cultura, un espacio abierto y vivo que construimos entre todos. Aunque albergará la nueva biblioteca, no queremos que sea simplemente un edificio con estanterías llenas de libros, ni siquiera un lugar solo para lectores o estudiantes. El concepto de cultura es más amplio que el de lectura, aunque el fomento de ésta sea uno de los principales objetivos de la biblioteca.

El mismo informe que comentábamos anteriormente revela que crece el número de personas que afirma que va a la biblioteca a reunirse con otras. Creemos que ésta es la clave de la biblioteca del siglo XXI: una plaza pública abierta a una dimensión más humana y creativa, un laboratorio para fomentar el debate, el intercambio de conocimiento, recursos y experiencias, y todo dentro del marco de la nueva era digital que está dando lugar, sin duda, a un nuevo concepto de los valores culturales. Para fomentar estos valores, la nueva Caja de Cultura cuenta con una planta destinada al trabajo y estudio en equipo.

Tenemos que ver las bibliotecas como verdaderos motores de transformación de la sociedad, poniendo en valor la máxima del “piensa globalmente, pero actúa localmente”.

Dicen que la biblioteca es un amigo sobrio de la cultura e internet un amigo ebrio. Éste puede ser más divertido, pero si quieres recordar algo al día siguiente, sabemos con cual de los dos nos tenemos que ir.

“Fundar bibliotecas equivale a construir graneros públicos, amasar reservas para el invierno del espíritu”. Memorias de Adriano

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