Vecinos por Torrelodones mantiene su compromiso de que el recibo del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) siga bajando durante los próximos 4 años, aunque los precios de los inmuebles se incrementen, y empleará para ello la combinación de valores catastrales y tipos que, además, resulte más beneficiosa para el vecino. Eso sí, asegurando también unos ingresos para el ayuntamiento que le permitan mantener los servicios municipales existentes y cumplir el programa con el que se presentó a las elecciones.
Pero es importante que se entienda cuál es la importancia del valor catastral y qué efecto tiene sobre los impuestos para que nuestro compromiso tenga sentido. Dejadnos hacer una breve aproximación.
En el sistema impositivo español existe una cifra de referencia para determinar el valor de los inmuebles. Ese es el valor catastral. Vamos, el valor que tienen los inmuebles de cara al pago de algunos impuestos, no solamente del IBI, sino también de las plusvalías y de otros impuestos como el de patrimonio o el de sucesiones y donaciones en los que también puede entrar a efectos de cálculo.
La ley establece que el valor catastral no puede superar el valor de mercado de los inmuebles. Además, el Ministerio de Hacienda, tiene como referencia no escrita que ese valor debe situarse en torno al 50% del valor de mercado, si bien es algo meramente orientativo y sujeto a numerosos condicionantes.
El pasado mes de junio la Dirección General del Catastro anunció al Ayuntamiento de Torrelodones la detección de un desfase entre los valores catastrales y los valores de mercado. En base a esa diferencia planteó al Ayuntamiento la posibilidad de solicitar la reducción de los valores catastrales un 18%. Ese porcentaje se suma a la reducción del 15% solicitada en 2013 y que, unida a la rebaja de los tipos del 0,46% al 0,43% no solo ha permitido contener el efecto del “catastrazo” en los últimos años, sino incluso que ha dado lugar a una bajada del recibo medio.
La reducción de los valores catastrales genera numeroso beneficios directos e indirectos a los vecinos. Además del impacto que puedan tener en el recibo del IBI, los ciudadanos se beneficiarán también de una reducción directa del 18% en las plusvalías que deban abonar en el caso de vender o heredar un inmueble. A ello se suman otros posibles beneficios indirectos como, por ejemplo, en el impuesto de transmisiones patrimoniales, en el impuesto sobre el patrimonio o en la obtención de becas.
Hay quienes han aprovechado para lanzar discursos demagógicos, señalando que si los valores catastrales se reducían un 18%, el recibo del IBI se tendría que reducir en la misma cantidad. ¡ERROR! Es evidente que tal razonamiento carece de toda lógica. Es como si dijéramos que los ingresos municipales, y con ello los servicios que presta el ayuntamiento, deberían estar sujetos a las oscilaciones que pueda tener el mercado inmobiliario. Precisamente en los años en los que los precios de los inmuebles estaban cayendo como consecuencia de la crisis es cuando la demanda de servicios y de atención municipal se ha visto más incrementada. Por esta regla de tres, esta misma teoría debería aplicarse en sentido inverso, es decir, que cuando los precios de los inmuebles aumenten, se suban los impuestos acorde a los nuevos valores catastrales ¿Si? En el caso del PP posiblemente sea así, no hace falta más que comprobar cómo subieron nuestros recibos del IBI desde el año 2006 con el ‘catastrazo’ sin rebajar el tipo del IBI desde ese mismo año.
A esa falta de lógica se une la demagogia ya que nadie dice qué servicios, ayudas o inversiones eliminarían con una bajada del 10% en el presupuesto municipal, que es la reducción que se produciría si a la caída que vamos a tener en las plusvalías le añadimos la bajada del 18% en el IBI. Esto es especialmente grave en el caso de Confluencia, que insistentemente recuerda su interés en potenciar la oferta y calidad de los servicios públicos pero que no dice cómo lo haría con 2,5 millones de euros menos. Cifra nada desdeñable, ¿verdad?
Así que antes de lanzarse a parlotear mejor tener claro qué es y cómo funcionan las cosas. Que hablando se entiende la gente.