Vecinos por Torrelodones

Dice Haruki Murakami que vivimos en un mundo tan cómodo que nuestra sensibilidad ha languidecido y que, aunque la luna en el cielo sea la misma, tal vez la veamos algo diferente.

Somos seres más emocionales que racionales y el único modo de lograr que el hombre sea racional es hacer que sea “estético” primero. Las obras de arte, las películas, la poesía, la música, o un amanecer, van modelando nuestra educación estética, cambiando la percepción de lo que vemos, conformando nuestra mirada. El arte es fuente del conocimiento a través del placer y la emoción.

Si nos empeñamos en percibir el arte solo con el entendimiento no lo disfrutaremos, de la misma manera que no disfrutaremos de un espectáculo de magia si queremos contemplar un número con la tensión de intentar descubrir los recursos del mago. El arte no puede someter, a cada uno le transmite algo diferente. Aunque nunca conseguirá mezclar tan bien los colores de una puesta de sol, el artista rivaliza de alguna forma con la perfección de la naturaleza, buscando expresiones que transmitan emoción, ordenando la materia para buscar la armonía.

El arte debe intervenir en cualquier espacio donde haya gente, porque son las personas quienes dan vida y sentido a las obras de arte, es el público quien completa la obra con su mirada, el arte existe para sentir las cosas normales como especiales.

Más allá de los museos y galerías de arte, hay un planteamiento artístico que está emergiendo en los últimos años, quizás menos elitista, y que invade las ciudades: el arte urbano está constituyendo verdaderos museos al aire libre, iluminados por luz natural, sin horario de apertura, ahora más disfrutables en ciudades que se caminan más que nunca, obras que sintonizan con un contexto social y cultural del lugar donde se exponen, que fijan el perfume que cada espacio emana, una segunda piel de color y gran formato que visten el triste gris del hormigón, una nueva forma de expresión que busca una experiencia transformadora a largo plazo.

De la misma forma que el proyector de “Cinema Paradiso” reclamaba cualquier pared desnuda para arrancar a la gente nuevas sensaciones con la magia de las primeras imágenes en movimiento, el arte urbano tiene que postular lienzos de cemento en sobrantes de arquitectura deteriorada para plasmar su trabajo. Y debería ser al contrario: cualquier proyecto arquitectónico o de ordenación del territorio debería incluir y culminar en ese diálogo con el arte, dotando desde el inicio de paisajes para colorear, buscando de una forma diferente de ser y de estar en el espacio público.

En Vecinos por Torrelodones creemos en el embellecimiento de la ciudad como parte de la cultura y la identidad.

Artistas, tanto de reconocido prestigio como emergentes, invaden espacios exteriores de nuestro municipio, un soplo de belleza que nos acarician nuestros paseos, que nos abre el camino que lleva del sentimiento al pensamiento y, por qué no, a veces también puede ser un arte combativo que nos sacude, porque la belleza también es intensidad y nos debe hacer reaccionar porque, como dice Hegel en su Teoría Estética, lo bello se mide en función de la hondura de la interioridad, la manifestación libre del interior en lo exterior.

La lista de artistas que han pasado por Torrelodones en los últimos tiempos es interminable: Boamistura, Suso33, Christo Guelov, Jay Kaes, Rider Art, Munary, Iago Eiros y más recientemente Sheila González o David Mansilla han conseguido que lugares de Torre sean más habitables, convirtiendo espacios en obras de arte, llenando de color muros de institutos y colegios con frases tan inspiradoras como “La educación es la herramienta más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” o conceptos tan ligados a la actividad deportiva como “Fuerza” y “Respeto”.

Desde la concejalía de Juventud se están impulsando actualmente estas iniciativas a través de ZONAJOVENTORREFORUM, invitando a artistas locales, que tenemos y con mucho talento, promoviendo cursos de muralismo y arte urbano, fomentando actividades artísticas en grupo, despertando conciencia social y respeto por el arte, porque no olvidemos que son los vecinos de Torre quienes debemos custodiar y cuidar estos museos de las inclemencias del vandalismo e intolerancia.

“El arte es una forma obsesiva de conocimiento, una necesidad de conocer el mundo y entendernos a nosotros, tan intensa que solo puede venir propulsada por la curiosidad”. Álvaro Guibert, crítico cultural

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Actitud positiva

 

 

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