Se ha superado ya el ecuador de la legislatura. Después de los dos primeros años del nuevo equipo de gobierno al frente del Ayuntamiento, lo primero es agradecer a los habitantes de Torrelodones su constante colaboración y apoyo, así como las críticas que recibimos, que nos hacen ver y corregir las deficiencias. Hay que tener en cuenta que el primer año fue prácticamente de rodaje y que ha habido que enfrentarse a situaciones nuevas e imprevisibles para las que no estábamos preparados, como la pandemia en sus diferentes fases y olas, con situaciones muy dramáticas en sus comienzos, sobre todo en las residencias de ancianos, y teniendo que asumir medidas muy drásticas, como un confinamiento prolongado y las consecuencias que todos conocemos a nivel económico y social.
También tuvimos que enfrentarnos a una inclemencia meteorológica insólita con las consiguientes urgencias que hubo que atender. Durante este tiempo no nos hemos cansado de reunirnos con unos y con otros, con diferentes colectivos y con personas individuales. Se han atendido multitud de peticiones, quejas, sugerencias y propuestas de todo tipo. Todo ello es lo que nos marca el camino a seguir. Obviamente, no podemos llegar a todo ni satisfacer a todos; debemos establecer un orden de prioridades. La realidad es la que es y nos impone una serie de limitaciones.
En este espacio de tiempo es imposible hacer balance y enumerar todo lo que se ha hecho. Quizá no hay grandes cosas de las que presumir, porque damos prioridad a multitud de pequeñas cosas frente a lo vistoso y aparente, pero que persiguen en su conjunto que tengamos un pueblo mejor. Creemos que ya son palpables los avances experimentados y lo serán más aún en lo que queda de legislatura porque hay muchos proyectos lanzados y en marcha (Plan Rector del Deporte, Plan Director de Mayores, Plan de Movilidad Urbana sostenible, Torrelodones Ciudad Activa …). Asimismo, hemos hecho los deberes y somos de los ayuntamientos mejor posicionados para recibir los fondos europeos. Lamentablemente no todo va lo rápido y ágil que desearíamos por la tela de araña y limitaciones que suponen los tediosos procesos administrativos. Pero ahora la maquinaria está ya a toda máquina. Hemos promovido otro modelo de pueblo y de hacer las cosas, mantenemos toda la ilusión y al final de la legislatura estamos seguros de que tendremos un Torrelodones mejor y muy parecido al que queremos. Nuestro secreto: trabajo, trabajo y más trabajo, codo con codo, poco a poco, paso a paso y siempre buscando el apoyo ciudadano.
Frente al panorama de la política crispada de los grandes partidos, más interesados en sus disputas de poder y asuntos internos, y muchas veces al servicio de intereses alejados de los ciudadanos, hemos irrumpido en la política municipal un grupo de personas muy normales y cercanas, en definitiva vecinos, sin otro objetivo que introducir en la vida pública un poco de racionalidad, cordura, verdadera vocación de servicio y, por qué no decirlo, humanidad. Frente a la ostentación y el despilfarro que muchas veces ha caracterizado a la política española de las últimas décadas, apostamos por una administración austera y rigurosa, basada en criterios de racionalidad, que prescinda de lo superfluo y se centre en lo necesario. Huimos de ceremonias y protocolos, de formalidades innecesarias, de lo rimbombante, de marcar distancias, de coches oficiales, de frases hechas y lugares comunes, de eslóganes manidos y de demagogias. Queremos que la receptividad, la amabilidad y la sonrisa se abran paso en la vida pública. De hecho, el primer punto de nuestro decálogo dice que “queremos promover la tranquilidad, el sosiego, la afabilidad y el aire limpio frente al estrés, las prisas, la agresividad y la contaminación”.
En toda sociedad humana siempre hay alguien que vela por la eficacia y por el conjunto de la comunidad. Nuestro objetivo es que ese alguien seamos todos.
Vecinos por Torrelodones
Actitud positiva