En los dos últimos plenos (el de presupuestos y el de la cuestión de confianza) hemos tenido ocasión de contemplar en acción a los portavoces de Actúa y PP.
Rubén Díaz (por Actúa) nos ofreció una crítica desmedida, deslavazada, plagada de informaciones falsas o erróneas, de titubeos, más llevada por sus deseos de derribar al gobierno que por los argumentos esgrimidos. Su falta de claridad en la exposición de motivos obligó al portavoz del Grupo Popular a aclarar lo que decía o lo que había querido decir. El mismo portavoz que le da permiso para hablar con el alcalde de Hoyo de Manzanares, según dijo en uno de los plenos. No es otro que el mismísimo señor Laorden, siempre superándose a si mismo con un estilo retórico muy personal, plagado de banalidades solemnes y frases tan pretenciosas como vacías. Cuanto más retorcida es la retórica, más cuestionable es la verdad y menos íntegro el orador.
Entre otras cosas, el portavoz del Grupo Popular siempre nos ofrece alguna primicia. En el último pleno nos enterarnos de que vamos a pasar a la política nacional a través de franquicias (¡?). Y nosotros sin saberlo. También nos hemos enterado que somos soberbios (no por magníficos sino por altaneros, claro está), que nos creemos infalibles, utilizamos las técnicas de marketing más agresivas, tenemos un poder enorme y somos peligrosos (entre otras lindezas). Nosotros, un pequeño partido de pueblo, no ellos, el partido que gobierna la nación.
Pero lo más estrambótico ha sido afirmar que nosotros “hemos quitado a los demás la capacidad de soñar”. Nada más y nada menos. Toda gran mentira encierra una verdad y el señor Laorden al afirmar eso reconoce implícitamente su incapacidad y la de los suyos para soñar. Sin embargo, se equivoca en las causas. Dice que se la hemos quitado nosotros, muy típico de los que culpabilizan de sus carencias a los demás. Pero ignora que la capacidad de soñar es de las pocas cosas que solo se puede quitar uno mismo. No nos creemos infalibles señor Laorden, todo lo contrario. No equivocarse es una gran equivocación y no dudar es un gran error. Dudamos y nos equivocamos.
Pero a los ciudadanos de a pie poco le interesan los entresijos de las guerras políticas; sólo quieren que sus representantes resuelvan los problemas que les afectan, arreglen las deficiencias, mejoren la movilidad, las infraestructuras y la calidad de vida en general. Desde Vecinos por Torrelodones ese es nuestro empeño. Por encima de las descalificaciones, calumnias, desmentidos, vaguedades, desautorizaciones, zancadillas y de las miserias de la vida política cotidiana (todo vale con tal de derribar a los que gobiernan), lo nuestro es mirar hacia delante, la actitud positiva y el trabajo duro para cumplir los compromisos que suponen el contrato adquirido con los que nos dieron su apoyo y con el resto de los vecinos de este pueblo. Nos esforzamos cada día en sustituir el caos por el orden, la desidia por la ilusión, la indolencia por el trabajo, la opacidad por trasparencia. Por encima de lo demás, perseguimos una política de hechos tangibles: mejora del alcantarillado, implantación del TDT, el corredor verde en Las Marías, el Saneamiento de la Sociedad de alquiler municipal, la fibra óptica implantada en la casi totalidad del pueblo, los huertos urbanos, la cubrición de las pistas de tenis, la rotonda de los Bomberos recientemente concluida. Además, mientras otros se empeñan en poner piedras en el camino, se encuentran en marcha toda otra serie de actuaciones:
Todo ello con muchos menos recursos económicos, en plena crisis y en una situación de minoría que implica negociarlo todo y estar sometidos a un continuo obstruccionismo. Seguro que en ocasiones nos equivocamos, pero entendemos que la única forma de no equivocarse es no hacer nada.
Desearíamos hacer muchas más cosas, pero ahora depende de otros (de un acuerdo PP/Actúa). Lo que sí es seguro es que, ya sea siguiendo al frente de este Ayuntamiento o en la labor de oposición, seguiremos trabajando con el mismo ímpetu que hasta ahora por un Torrelodones mejor.
 

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