Vecinos por Torrelodones

Hasta la semana pasada teníamos más o menos asumido lo que podíamos y no podíamos hacer, pero a partir del sábado, con las distintas fases de la desescalada, la casuística se multiplica. Las normas o decretos que se dictan desde los que mandan concretan una serie de cosas básicas, pero no recogen la diversidad de situaciones […]

Hora la de ciudadaníaHasta la semana pasada teníamos más o menos asumido lo que podíamos y no podíamos hacer, pero a partir del sábado, con las distintas fases de la desescalada, la casuística se multiplica. Las normas o decretos que se dictan desde los que mandan concretan una serie de cosas básicas, pero no recogen la diversidad de situaciones y supuestos que pueden darse, que tienden al infinito y resulta imposible recogerlo todo en un texto normativo.

Un ejemplo ha sido la fase cero con las salidas de los niños. Hay unas directrices claras: máximo de tres niños con un tutor, máximo una hora, máximo un kilómetro a la redonda, manteniendo distancias de seguridad y evitando lugares de concentración. Se especificaba además que los niños pueden llevar bici, patinete o algún juguete.

A partir de ahí quedaban las demás interpretaciones, lo que dio lugar a algunos desencuentros con los policías municipales. Por ejemplo, la normativa solo especificaba que era el niño el que podía llevar la bici, pero no aclaraba nada sobre el padre/madre.

¿Si no se especifica algo afirmativamente quiere decir que no se puede hacer, o al no decir nada en sentido contrario significa que se puede? Tampoco se sabe cuál es el tipo de sanción que corresponde según el tipo y gravedad del incumplimiento.

Por tanto, todo lo que no quede aclarado desde alguna instancia superior queda al criterio del correspondiente agente del orden. Lo que está vigente todavía es la Ley Mordaza, por lo que toca obedecer a los que ostentan la autoridad (nos guste o no) porque aquí sí que están fijadas las correspondientes multas, que son cuantiosas.

Pero esto no es nada con respecto a lo que se avecina en las siguientes fases de desescalada. Para estas fases, el número de flecos que quedan sueltos es inmenso. Además, a las imprecisiones y titubeos del Gobierno en sus decisiones y comunicación se superpone la avalancha de contraindicaciones y opiniones diversas y contradictorias que vienen desde distintos frentes y de multitud de expertos y opinadores, todo ello aderezado por una oposición que, con la desescalada, han intensificado su escalada de acoso y derribo de los que mandan.

 

La hora de la ciudadanía

 

Así las cosas, recae sobre nosotros la mayor parte de la responsabilidad de superar la situación. En definitiva: ha llegado la hora de la ciudadanía. Todo depende ahora de nuestro grado de responsabilidad, de solidaridad, de educación, de prudencia, de serenidad, de paciencia, de sentido común y de sacrificio, porque nos enfrentamos a una situación extremadamente dura en lo económico y con la espada de Damocles del virus sobre nuestras cabezas. Nos hará falta también una gran dosis de comprensión. Desde el Gobierno se han cometido muchos errores, pero tal vez deberíamos ponernos en su pellejo.

hora de la ciudadanía

Se trata de una situación tremendamente complicada en la que se hace muy difícil encontrar el adecuado juego de equilibrios, con circunstancias cambiantes, incertidumbres y aterradoras cifras de fallecidos que cada día caen como un mazazo. Cada decisión para solucionar un problema, acarrea serios perjuicios por otro lado y hay que hacer encaje de bolillos para tratar de equilibrar de algún modo la balanza. ¿Otros lo hubieran hecho mejor? No lo sabemos y obviamente habrá opiniones para todos los gustos. Desde luego, la gestión del Gobierno deberá ser analizada con todo el rigor cuando la adecuada perspectiva lo permita.

 

Entendiendo a las fuerzas del orden

 

Sería aconsejable tener comprensión hacia las fuerzas del orden, desbordadas por la multitud de casos, circunstancias y personajes que deben controlar. Si en alguna ocasión se dirigen a nosotros de forma poco adecuada, hay que tener en cuenta la enorme carga de trabajo y responsabilidad que cae sobre sus espaldas y que ya habrán tenido que lidiar con no pocos listillos, jetas y chulos de esos que piensan que las normas no van con ellos.

Así las cosas, debemos evitar que nos confundan unos y otros con mentiras, falsas verdades, tergiversaciones o encuestas engañosas derivadas de luchas políticas a todas luces fuera de lugar. Centrémonos en extraer las lecciones de los errores cometidos para no dar pasos en falso ni ceder a las precipitaciones.

El caso es que perdidos, desorientados, desbordados y acosados los de arriba, nos toca a nosotros (los de abajo) sacar esto adelante. Siempre se culpa al gobierno de lo que pasa y asumimos que es el que tiene que solucionarlo todo. Pero quizá sea ahora el momento de asumir que buena parte de lo que pasa y de su solución recae en cada uno de nosotros. Mantengamos el ejemplo que viene dando la inmensa mayoría de la ciudadanía, desde los más pequeños a los más mayores. Ha llegado la hora de demostrar que sí podemos.

Fotos: By LOGAN WEAVER y by visuals on Unsplash

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