¿Qué razones hay para apoyar el incremento de áreas peatonales? De un tiempo a esta parte, Ayuntamientos como los de San Sebastián, Málaga, Pontevedra… y localidades más pequeñas repartidas por toda la geografía española están apostando por una importante política de peatonalizaciones en la almendra central de sus ciudades. La Puerta del Sol, la calle Fuencarral, Callao… en Madrid; la calle Larios, en Málaga; el casco viejo de San Sebastián… son muchas las zonas que en los últimos años se han librado de la contaminación y del ruido en pos de una movilidad más sostenible. Otras ciudades o poblaciones lo hicieron antes, como Oviedo o Vitoria y ahora son ciudades que lideran el ranking de calidad de vida en nuestro país.
Pero no siempre fue así. Hubo una época en la que numerosos colectivos renegaban de las peatonalizaciones aduciendo siempre los mismos motivos: las peatonalizaciones y el aumento de aceras reducen las ventas porque la gente no puede aparcar y ya no acude al comercio local.
Pero… ¿cuáles son las razones en las que se fundamentan estas actuaciones?
- Creación de espacios estanciales
Con cada ampliación de aceras, con cada calle peatonalizada, la trama urbana se mejora. La calle se convierte en un espacio agradable también para el peatón. Las mejoras incluyen la instalación de bancos, árboles, y otros elementos que convierten la calle en una zona estancial.
En Torrelodones hemos habilitado, por ejemplo, la salida del Instituto para su uso por parte de los estudiantes.
- Mejora de la seguridad
Las aceras estrechas, llenas de obstáculos y sin seguridad en los cruces obligan a los peatones a circular por la calzada, con el alto riesgo que ello supone dado la alta velocidad a la que circulan los vehículos. El primer efecto es la desaparición de los niños a los que ninguna madre deja ir sólo por ese laberinto. Se amplían las aceras y se señalizan para mejorar su uso.
- Nuevos focos de atracción
Los espacios públicos atraen a la gente y la gente llama al negocio. Un ejemplo claro es la calle Arenal en Madrid, Larios en Málaga, o el centro de Barcelona, donde cada vez más grandes marcas ponen tiendas. La plaza de la Constitución de Torrrelodones y, cada vez más, la Calle Real demuestran que también en nuestro pueblo se cumple la regla.
La explicación es muy sencilla: para el peatón es mucho más cómodo pasear por una calle peatonal que por otra rodeado de coches mal aparcados o que pasan a toda velocidad y gente que va de acá para allá en una acera estrecha. En síntesis, la zona se convierte en un punto de encuentro y los comercios lo detectan.
- Se gana en dinamismo comercial
Los espacios urbanos de calidad se convierten en un punto de atracción y las empresas tienden a instalarse en la zona a fin de captar clientes, lo que genera dinamismo comercial.
Este sencillo razonamiento durante muchos años ha sido de difícil comprensión por los vendedores de la zona a peatonalizar, en Madrid y en cualquier ciudad de España, pero de un tiempo a esta parte se han sumado al carro de las peatonalizaciones, como ocurre ahora mismo con la zona de la calle Van Halen, que ha solicitado su peatonalización, aunque en un principio la habían rechazado.
- Se reducen los niveles de contaminación y agresividad
Está demostrado que los automóviles son el principal agente de contaminación urbana y además provocan molestias, accidentes, agresividad, ruido, atascos y pérdida de tiempo. Los automóviles son responsables de gran parte de los problemas de habitabilidad de nuestros pueblos y ciudades, pero también del mal funcionamiento del transporte público y de la inhibición de los transportes no motorizados. Además, en una sociedad cuyo desarrollo se basa en el continuo crecimiento, a medida que la población crece y más gente utiliza el vehículo privado, más ineficiente se vuelve, así como y todo el sistema de transporte viario. Por tanto, aunque resulte antipático decirlo, debemos necesariamente tender a una disminución y racionalización del uso del coche propio.
- 6. Se invita a caminar
Tenemos la sensación de que hemos elegido dejar de caminar porque hemos olvidado lo fácil, placentero, beneficioso y barato que es. Además, no contamina ni consume recursos. Quizá andar parezca una actividad demasiado obvia, demasiado sencilla, demasiado corriente y demasiado económica como método para desplazarse, y quizá por eso respondemos renunciando a la posibilidad de caminar. Torrelodones y su entorno constituyen un lugar idóneo para el paseo relajado o la caminata. Es lo que se pretende fomentar a través de una red de sendas y de itinerarios peatonales que se han creado para ello.
- Mejoras en calidad de vida de los residentes y visitantes
En definitiva, las políticas urbanísticas persiguen un paisaje urbano atractivo que reduzca los niveles de contaminación, tanto acústica como atmosférica, y que las personas (tanto niños como mayores) se encuentren seguras y cómodas en la calle, ya sea paseando, jugando, haciendo ejercicio, o simplemente charlando, y que la percepción de la calle como un lugar de tránsito pase a convertirse en un valor y un destino por sí misma. así lo estamos intentando en Torrelodones.
